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El Mensaje en la Botella de Cristal

8/10/08 'Momo' y don Edwin (Quetzaltenango)

8/10/08 'Momo' y don Edwin (Quetzaltenango)

Huele a azufre, no es el infierno... . Nos encontramos en Aguas Georginas (Quetzaltenango o Xela - en la región de los Quichés ) . Las aguas termales en las que bañamos nuestros atrotinados huesos mochileros están a 42º de temperatura : sólo puede uno permanecer uno en ellas unos minutos... . Llegando a este lugar, rodeado de un frondoso bosque encajonado, hemos podido admirar -entre la incesante danza de nubes bajas que van y vienen- al "Santiaguito". Con este nombre, que le confiere una aparente "inofensividad", se conoce al volcán de mayor actividad del altiplano centroamericano, presentando erupciones menores de forma regular.

Don Edwin nos ha traído hasta aquí. Nos cuenta la historia de tres amigos suyos : un médico, un dentista y un profesor, aficionados a la geología.

Durante una ascensión, uno de ellos se acercó a la zona más activa del volcán. Los otros 2 fueron tras sus pasos. No se consiguió dar con ellos hasta 3 días más tarde. Parece ser que una súbita erupción de gases volcánicos (muy tóxicos) les alcanzó. Murieron carbonizados.

- "...eran muy queridos en Xela (Quetzaltenango) . Nadie se lo explica, pues eran muy experimentados..."

El caso es que, subiendo por la serpenteante carretera, don Edwin nos relata la historia con una sonrisa, la misma que nos muestra cuando nos cuenta lo "cuesta arriba que que se ha puesto la vida" en Guatemala : el coste de los productos básicos, el combustible ... en un contexto paupérrimo ya de por sí. Del mismo modo, amplía su sonrisa al hablar de cuanto le gustan los niños : propios, sobrinos, ajenos...


- Paso horas jugando con ellos . Soy su caballo, su perro... su chucho !! (entre risas ahora)

Pienso que don Edwin sería un buen candidato a héroe para Momo, protagonista del libro de Michael Ende que la da título. En él, ´los hombres de gris´ se van adueñando progresivamente de la ciudad. Con su traje y corbata gris, convencen uno a uno a los adultos de la población para que inviertan su quehacer en el Banco del Tiempo, ahorrándolo . Banco que a futuro les reportará pingües beneficios, con elevado interés. En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior.
Gradualmente, la siniestra influencia de los hombres de gris afecta a toda la ciudad: la vida se convierte estéril, se deja de hacer todo lo que se considera perder el tiempo, como el arte, la imaginación, relacionarse con amigos o incluso dormir. Los edificios y las ropas están hechos exactamente de la misma forma para todos y el ritmo de vida se torna ajetreados. Así, la gente va abandonando -para dedicarse al Banco del Tiempo- el dedicar tiempo a jugar con los niños... Entretanto, los niños se juntan en las grises calles vacías, cabizbajos, con las manos en los bolsillos, pateando vacíos botes de hojalata en su vagabundear.

Fue un placer platicar de colores con Vd. , don Edwin.

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